Al Conocerte

Al conocerte, mis ojos te recordaron como una clara imagen; una imagen al parecer inalcanzable, quizá impensable. En ese entonces eras simplemente una idea, un papel en blanco y una silueta.

Tal vez nos encontramos varias veces en medio de nuestro andar, pero sólo hasta ese instante pude conocerte. Así empezaron las causalidades de la vida, aquéllas que nos llevaron a conversar, a preguntar y a sentirnos más cerca.

Al conocerte, el silencio interno de mi cuerpo se volvió enamoramiento, y los temores de mi mente respiraron confianza; mis ilusiones despertaron de una prolongada decepción y pude volver a creer en la utopía de mis sueños.

Conocerte ha sido, convertir la inseguridad en expresión, cambiar la idea de lo imposible por las creativas ocurrencias; reconocer nuestros errores y aprender. Ha sido comprobar que los miedos están en la mente, y que somos más fuertes que ellos.
Conocerte ha sido un regalo de la vida, la recompensa a mi constante deseo de encontrarte, y la esperanza de poder amarte en cada instante...



El viaje del Crecimiento en Pareja


“Entre tú y yo, un camino extenso y un silencio eterno.
Una mirada, un beso.
La distancia de no tenernos, el suspiro al detenernos.
Entre tú y yo, un espejo.
Un encuentro.
La muerte instantánea y un nuevo nacimiento”

El hombre vive subjetivamente
[1], primer principio humanista que nos indica que cada uno de nosotros percibe el mundo externo de acuerdo a su propia experiencia de vida.

Desde este planteamiento se puede decir que hay tantas percepciones como seres humanos existentes en el mundo. Y entre tantas percepciones, el mundo no es uno para todos, sino que es el de cada uno.

La naturaleza humana trajo consigo la diferencia de sexos; fisiológicamente existe un hombre y una mujer concebidos el uno al otro para reproducir y conservar la especie. Socialmente, existen roles femeninos y masculinos para sostener el orden de una estructura estereotipada que impone a la mujer el papel de madre y al hombre el papel de productor.


Incluso las diferencias están trazadas: desde el nacimiento ya perteneces a uno de los dos “bandos” y con el tiempo, la interacción con los otros y las vivencias, te permiten desarrollar una estructura psicológica con la que percibes el mundo diferente al otro.

Desde la diferencia el otro se hace atractivo, complementario y perfecto. Con las diferencias el otro se convierte en la sombra repudiada de nuestro ser, el enemigo íntimo e imperfecto.

Enamoramiento

Teniendo en cuenta lo anterior se puede construir la historia de la pareja: un hombre y una mujer, se desarrollan en contextos diferentes y desde ahí forman su estructura psíquica; su pensamiento y percepción de las cosas se basa en su propia experiencia de vida. Un día se conocen y se atraen como dos polaridades opuestas; desde la diferencia se enamoran el uno del otro y se sienten como el mejor complemento existente en la tierra.


El otro es encantador en la medida en que veo las fortalezas que no tengo y quiero tener. La relación se torna viva y fugaz, el tiempo desaparece y la vida se reduce a un “nosotros”.

Enamorarse es amar las coincidencias, y amar, enamorarse de las diferencias
[2]

Muriendo de amor

Sin embargo, desde la propia subjetividad, las diferencias se convierten en desacuerdos y los desacuerdos en conflictos. La relación parece marchitarse en medio de una lucha de interpretaciones y pensamientos encontrados. Surge entonces la ruptura del mito del amor eterno
[3], el temor al final y a quedar sin alimento; una especie de muerte instantánea, que consume y apaga.

“Morir en la relación significa perder la ilusión de tenerte, incluso temer perderte. Siento temor a la inexistencia, a la finitud; a dejar de verte; a la incertidumbre de no saber si serás para mi y yo para ti; y a la idea de reconocer que no lo podré saber ahora”

Hay dos opciones: correr y huir ante la insatisfacción para “comenzar otra vez con otra persona mejor para uno”
[4] o descubrir en las diferencias la posibilidad de un encuentro personal consigo mismo.

Los problemas de pareja son problemas personales que se expresan en la relación[5]

Nuevo Nacimiento

La oportunidad de revisar en sí mismo lo que le molesta del otro y verlo como un espejo maravilloso en el camino de vida, es nacer nuevamente en la relación.

Reconocer que el otro despierta situaciones irresueltas del pasado y que, por lo tanto, no es él o ella responsable de la rabia, el dolor o la angustia que consumen; es renacer al amor.

El deseo de ser complementarios, de ser dos mitades en uno, se convierte en la necesidad de sentirse enteros para vivir plenamente con el otro en armonía interior.

A partir de lo anterior, se puede decir que la relación de pareja es “un viaje por un camino elevado psicológica y espiritualmente que comienza con la pasión del enamoramiento, vaga a través del escarpado trecho de descubrirse y culmina en la creación de una unión íntima, divertida y trascendente”
[6]

Desde la subjetividad, el otro es único e irrepetible, y por lo tanto diferente a mí. Este viaje no elimina las diferencias entre los dos, sino que invita a aceptarlas. Y en este sentido Bucay plantea: “Aceptarte empieza por aceptarme”

En conclusión se puede decir que la relación de pareja pasa por tres estaciones a lo largo del tiempo: el enamoramiento, el encuentro de la sombra o partes negadas y rechazadas en sí mismo y el crecimiento desde y con el otro.

La decisión de tomar el viaje de crecimiento en pareja implica la dolorosa incomodidad de reconocerse incompleto y necesitado del otro. Ya que cuando descubre que la pelea no es con la pareja, sino consigo mismo, puede asumir la responsabilidad de desarrollar los aspectos que ve en el otro y quiere tener, y de aceptar e integrar aquéllos que rechaza en si mismo.


[1] M. Martínez (1982): La Psicología Humanista. Pag 71.
[2]Jorge Bucay y Silvia Salinas (2004): Amarse con los ojos abiertos. Pag 59
[3] Jorge Bucay: El Camino del Encuentro. Pag 179
[4] Ibid Pag 290
[5] Jorge Bucay y Silvia Salinas (2004): Amarse con los ojos abiertos. Pag 64
[6] Jorge Bucay y Silvia Salinas (2004): Amarse con los ojos abiertos. Pag 291

La vida está llena de Caminos

Algunos caminos, te llevan a conocer mundos desconocidos e infinitos. Otros, te llevan por rutas transitadas, de viajeros exploradores. Y pocos caminos, te invitan a conocer la oscuridad, sumergiéndote en la niebla misteriosa del olvido.

Cada día, tu mirada se deleita con varios de estos caminos y tu pensamiento se enfrenta a la decisión de seguir sólo uno…

Así, la vida te muestra las posibilidades, y tú, con el poderoso don de elegir, construyes tu propio destino, mientras conoces a tu paso, caminantes que facilitan o limitan tu andar.

Cuál camino has elegido?

MIRAR-SE

Creo que mirar, es una acción habitual. Con los ojos abiertos, miramos constantemente lo que encontramos alrededor. También es fácil observar a los demás y captar rápidamente una primera impresión de ellos.
Por el contrario, mirar-se, es decir revertir la mirada a sí mismo, no es habitual y tampoco es fácil. Cerramos los ojos solo cuando necesitamos dormir; por lo general, no lo hacemos para captarnos y descubrirnos…

Cuando me miro, me tropiezo con tu silencio. Aquel silencio que sólo me dejó preguntas… Me estoy dando cuenta, que esto no es mirarme; que he caído en la trampa de abrir los ojos, para nuevamente mirarte y estar afuera.

Con esta conciencia, me propongo pensarme, sentirme, y me descubro entera: Desde la punta de los dedos de mis pies, hasta la coronilla de mi cabeza. En ese momento, suspiro de alivio… ¡Estoy conmigo! con la única persona en el mundo que me acompaña incondicionalmente, la que más me escucha y la que mejor me conoce.

Es algo tan obvio y a la vez tan significativo, que decido permanecer en silencio, con los ojos cerrados a ti y abiertos a mi alma. Me encuentro con todo un mundo complejo: un carnaval de emociones danzando por todo mi cuerpo, la locura de pensamientos abstractos; un corazón palpitando, el baúl de los miedos sin frenos… Encuentro una cantidad de recuerdos, imágenes volando por el cerebro; luego, llego a un océano calmo y en movimiento. Ahí me quedo… contemplándome.

Cuando abro los ojos, estoy más serena… puedo verte ahora sin enjuiciarte, ni extrañarte; simplemente, puedo observarte y continuar segura en mi viaje.

Mirar-se es la mejor manera de aquietar la incertidumbre.

El desafío de Construir relaciones positivas

La complejidad de las relaciones humanas, no se debe tanto a las diferencias entre las personas (porque siempre habrán), sino principalmente a la dificultad que tenemos para desprendernos de ideas, creencias y juicios, que limitan nuestra forma de comunicarnos y relacionarnos. Estamos predispuestos a pararnos firmes en nuestra posición para ganar siempre la “batalla” en las relaciones.

Norberto Levy, autor de La Sabiduría de las Emociones, plantea la necesidad de empezar a habituarnos con prácticas sencillas para resolver conflictos y construir relaciones positivas. Transformar el enojo que destruye al enojo que resuelve, es una de sus principales propuestas.

Para comprender su planteamiento te propongo un pequeño ejercicio mental: Recuerda una persona con la que recientemente tuviste un desacuerdo, conflicto o discusión. Recuerda qué le decías, si es que lo hiciste, y de qué forma lo expresaste ¿Fue a través de reproches o descalificaciones?


Ahora, te pido que tomes unos minutos para que visualices esta misma escena imaginando que, esta vez, le hablas a esa persona, contándole directamente lo que te molestó o con lo que no estuviste de acuerdo; evita el reclamo y la crítica, pues ésta es una forma de buscar un culpable en una situación que es de dos partes. Después, imagina que le propones una solución a esta persona, pidiéndole lo que necesitas, sin imponer tu posición. Cuando propones y no impones, eres conciente que puedes recibir un sí o un no como respuesta, por lo tanto, estás dispuesto a ser flexible en tu posición. Finalmente, visualízate escuchando a esa persona, para lograr encontrar compromisos mutuos y una satisfactoria solución.

Cuando estamos dispuestos a mirar desde los ojos del otro, y ponernos en sus zapatos, podemos enriquecernos con otras perspectivas y estamos abriendo nuevas posibilidades de resolución. Por esto, empieza a reflexionar sobre qué creencias te están limitando: Creo que la vida es una eterna batalla, en el que mi objetivo último es ganar; por lo cual vivo en una atmósfera emocional de guerra continua. O por el contrario, creo que en un conflicto es posible encontrar una solución que beneficie a todos; entonces vivo buscando la armonía como un desafío continuo.
Después, pregúntate: ¿Verifico lo que creo y corroboro mis juicios antes de actuar?, ¿Trato de castigar al otro con ironías o insultos? ¿Expreso directamente y con claridad lo que necesito y pienso? ¿Estoy dispuesto a cambiar mi posición y encontrar una que nos satisfaga a ambos?

El desafío de construir relaciones positivas es una invitación para que encuentres el bienestar y descubras la riqueza de los aprendizajes que puedes tener relacionándote con otro que es diferente, pero que, como tú, también sueña, piensa y siente.


La ganancia de las decisiones

Pensando el posible motivo de la dificultad para tomar una decisión, descubrí la palabra “renuncia”. Por esto, lo difícil no es decidir, sino renunciar a lo que no se elige finalmente.

La decisión implica: arriesgarse, elegir una opción, renunciar a la otra y asumir las situaciones que vienen con dicha elección. Antes de tomarla se experimenta una sensación de incertidumbre, porque mentalmente conozco las posibilidades y sin embargo, aún no las he vivido; es decir, desconozco lo que sucederá.

La proyección a futuro es otro elemento importante en el momento de elegir, pues los seres humanos tenemos la tendencia a pensar y planear lo que va a suceder, como una forma de “garantizarnos” seguridad. También sabemos que esta seguridad es relativa, porque existen situaciones inesperadas que pueden cambiar el panorama inicial.

En conclusión, sea cual sea la decisión, no podemos controlar totalmente los resultados de ésta, pues nos abrimos a nuevas circunstancias que posteriormente, de acuerdo a la experiencia, valoraremos como positivas o negativas.

El análisis racional frente a las decisiones nos permite detallar cada una de las opciones, determinando lo que, a nuestro parecer, son sus ventajas y desventajas. El conflicto positivo se presenta entonces, cuando las opciones a elegir brindan ganancias similares. En este caso, la emoción y el estado corporal ayudan a clarificar qué camino tomar.

La conexión con las sensaciones y sentimientos que surgen frente a cada posibilidad es un trabajo que puede verse interrumpido por la conversación mental. Por esto, a veces no parece claro cuál es la emoción, cuando desde nuestra cabeza creemos que es temor. Los pensamientos hacia el futuro siempre generan ansiedad, por lo tanto es normal que sintamos miedo. Cuando esto ocurre, es una señal para darnos cuenta que no estamos en el presente, aquí y ahora con nuestro sentir.

La capacidad de tomar decisiones compromete las áreas mental, emocional y corporal, y se define con nuestra capacidad de acción. Es decir, el poder personal de elegir y asumir con responsabilidad sus implicaciones. En este sentido, la actitud que tenga es fundamental, porque de ella depende que yo me quede en el pasado con las renuncias, o con las riquezas de la elección.

Lo más importante para recordar es que, por más difícil que sea el proceso de decidir, siempre tendremos la ganancia de una nueva experiencia y de nuevos aprendizajes para enriquecer nuestro trayecto de vida.

Para sentirte cerca con mis palabras

Febrero 2008


Compañero de viaje:

Recuerdo el día que elegimos caminar juntos por la ruta incierta de sueños impalpables.
Fue mágico el momento en que, coincidencialmente, nos enrutamos en el mismo viaje. Empacamos deseos, ideas, ganas, unos cuantos temores y mucha esperanza.

En el camino nos agotaba la carga en la espalda, por el peso insoportable de viejos recuerdos y heridas del alma. Qué suerte tuvimos en ese momento, porque juntos decidimos despojarnos de equipaje, en cada paso que dábamos. Pudimos alivianarnos, y con las manos disponibles, empezamos a construir la experiencia de encontrarnos.

De ahí en adelante, fue todo un camino de aprendizaje: nutriéndonos de vivencias, ampliando nuestra visión de vida; reconociendo nuestros errores, afirmándonos en nuestra esencia; y rompiendo paradigmas hasta apropiarnos de nuestras propias creencias. Así crecimos, compartiendo el deseo de ser mejores personas.

Una tarde, al mirarnos, nos descubrimos distintos; cada uno lleno de nuevos anhelos y ansiosos por lograr otros propósitos. El camino había encontrado bifurcaciones en su recorrido y fue difícil aceptar que teníamos que despedirnos. El corazón se desgarraba ante la idea de dejarnos, y soltar el pasado ya vivido; el vacío de la nada se expandía en el cuerpo, ante la incertidumbre de lo desconocido.

Hoy te escribo para sentirte cerca con mis palabras y poder envolverte con ellas en un abrazo. Ahora no se cómo terminar este escrito; quizá deba decirte lo que ya te he dicho… o tal vez necesite escuchar tus latidos… Sin embargo, prefiero quedarme con el silencio e imaginar que tu sombra se va perdiendo en el amanecer, hasta lograr verte claro en mi memoria y poder guardar tu imagen en mi historia.

Fuerte Fragilidad

Hoy, por fin, he descubierto en medio de un encuentro cercano, ese ser desnudo, frágil y confundido. Se presentó ante mí, con los ojos vendados y la cabeza gacha. Se ocultaba con su espalda encorvada y sus manos atadas, tratando de permanecer firme y de mostrar autosuficiencia.

La descubrí sola, necesitada de afecto y apoyo; le tendí la mano con deseos de acercarme y abrazarla. Sin embargo, ella insistía en no necesitarme, ni quererme; me desvalorizaba, susurrándome con sus ojos, que era yo quien era frágil y débil, y era ella quien debía ayudarme.

Qué fascinante encuentro de dos rostros dentro de un mismo cuerpo; un diálogo con el ser temeroso que me hace fuerte ante el mundo y sensible ante los ojos del alma.

Ahora me pregunto ¿Qué tan frágil es mi fragilidad cuando se fortalece ante mi sombra?

Logras

Logras crear en mí, un lago distante de emociones.
Un inmenso deseo de tenerte,
Una larga y perdida angustia de quererte.

Logras trasladar mis sueños al desierto
Y encerrar mi cuerpo en tus huesos.

Logras atraparme con tus besos
En un juego eterno de recuerdos.

Logras tenerme y luego,
Logras perderte en tu viaje eterno
Incandescente.

Existencia

Es más claro para mí, encontrarle sentido a mi existencia, después de escuchar que como seres humanos, oscilamos entre la ilusión de sentirnos eternos e inmortales y la incertidumbre de la llegada de la finitud.

Oscilamos entre el ser y el no ser, el amor y el desamor, vamos y venimos entre la vida y la muerte

Hay un temor inconsciente a la muerte, a la inexistencia. Es por eso, que la conciencia de ser mortales, le da sentido a la vida misma; vivir se convierte en una necesidad inherente que nos obliga a esperar la muerte.

Ahora entiendo que la muerte, se presenta ante mí a cada instante, disfrazada de llanto y rabia, atrapada en una espesa masa de emociones, de angustia, miedos y dolores.

Así, la vida se convierte en un ir y venir de promesas e insatisfacciones, de sueños e inseguridades, de comienzos y cierres.

Esperar vivir siempre, es exterminar la posibilidad de ser inexistentes en un mundo incierto. Experimentar vida y muerte, le da sentido a la existencia misma.

Te suelto. Me encuentro

Tu ausencia me confronta con un vacío inmenso de soledad.

Me pregunto qué hay de lo demás, sin tu existencia.
Qué hay de mí, sin tu presencia.

Dentro de mí se han volcado recuerdos de exquisitas fragancias,
De finas esencias, de rítmicos momentos y en ninguno de ellos estabas.

Entonces, ¿Por qué siento tan profunda tu ausencia, si antes cuando no existías, vivía igualmente feliz?

¿Serás tú quien alivia el vacío?
¿O seré yo quien ha decidido extrañarte?

En medio de este pensamiento, he decidido ser feliz así no te encuentren mis ojos.

En medio de la soledad, he decidido sentirme acompañada; así no te tomen mis brazos.
En medio de estas palabras, estoy eligiendo amarme tanto, que no haga falta extrañarte, y así poder confrontar el vacío inmenso que deja tu ausencia.