Transitando mi Invierno

Sin encontrar respuesta a mi pregunta previa,
Fui descubriendo en mi ermitaño día,
La posibilidad de convertir la rutina, en una cálida inspiración.

El día había sido desesperadamente aburrido;
Era uno de aquellos días, en los que tediosamente,
se cuentan los minutos y segundos para esperar la noche.

Entonces, con mi cabeza rendida hacia el piso,
mi alma desesperanzada y mi preocupante mirada,
me hice la pregunta; y ésta retumbó en mi cabeza,
sin encontrar respuesta.

Después vino el calor del día, los rayos luminosos del atardecer,
y una caminata por las calles de Buenos Aires.

La pregunta hablaba sobre el sentido de mi existir; sobre el objetivo de la rutina laboral y el por qué de la necesidad de 12 horas diarias en mi lugar de trabajo.

Esa pregunta, comenzó a desvanecerse con las sensaciones que tenía en esa tarde de sol. El calor del cuerpo me daba la palabra “vida”, los pasos de mis piernas al caminar, me recordaban la palabra “avanzar”;
y sin darme cuenta, estaba sonriendo de nuevo,
más animada al hablar, y más paciente al andar.

“Avanzar en la vida”, ésa era la respuesta!
Y sumergida en esta gigantesca ciudad,
volví a contemplar sus parques, sus calles transitadas,
y su arquitectura teñida de recuerdos históricos.


Estaba transitando mi invierno, mientras sentía la brisa de la primavera esperada.