Te Prometo


Cuando pienso en qué prometerte, busco en lo profundo de mi alma una palabra que me has enseñado sin decírmela: Atreverse.

Me la enseñaste, desde el primer día que nos conocimos, porque me atreví a hablarte, a pesar de que eras un desconocido.

Después me atreví a verte con el corazón, y confié en mi intuición, porque supe que eras el hombre “perfecto” para mí. Y así, como eras, me atreví a amarte.

Es una palabra que veo, como una constante, en tu historia de vida, porque me muestra que es posible atreverse a lograr los sueños; atreverse a mirar el pasado, sin dolor, y con mucha gratitud; atreverse a equivocarse, para ganar aprendizajes; atreverse a desafiar paradigmas y a cambiar viejas creencias, para poder avanzar.

Por eso, sólo puedo prometerte lo que he aprendido de ti: Atreverme a ser yo misma a tu lado, amándote y confiando en tu amor. Eligiéndote como mi mejor aliado en la construcción de acuerdos, y como el socio principal en mi proyecto de vida.

También te prometo atreverme a pedirte ayuda, cuando sienta miedo; y a ofrecerte mi apoyo cuando, por alguna razón, no te atrevas a pedírmelo.

Te prometo atreverme a creer en la convivencia, a pesar de las diferencias. Porque creo en el amor que abraza la duda, y encuentra paz en la escucha.

Por último, te prometo atreverme a desafiar las dificultades, y a recordarte que un día, como hoy, nos atrevimos a ser más grandes.