Eras tan jóven cuando por primera vez nos conocimos… No recuerdo muy bien, pero me sentía cómoda estando contigo; te escuchaba mientras hablabas y eras como un canto a mis oídos. A veces llorabas y yo me escondía callada, hasta que nuevamente sonreías y me saludabas. Después te pregunté si podía quedarme contigo y aunque, no estabas muy segura, me diste la bienvenida y empezaste a compartir tu vida con la mía. Qué miedo tenía el día que te miré a los ojos; fue emocionante encontrarnos, ¿recuerdas?, abrazarnos y sentirnos.
Ya han pasado algunos años, y hoy mientras escribo, me surge la pregunta: ¿Qué sería significarte? Una tarea larga y amplia, me respondo a mí misma, con la que tal vez, conseguiría pocas palabras para tratar de dibujarte. Sin embargo, las palabras podrían formar melodías con las cuales danzarías en mi memoria; y así le podría expresar al mundo la fortuna de tenerte y aprender de ti.
Ya han pasado algunos años, y hoy mientras escribo, me surge la pregunta: ¿Qué sería significarte? Una tarea larga y amplia, me respondo a mí misma, con la que tal vez, conseguiría pocas palabras para tratar de dibujarte. Sin embargo, las palabras podrían formar melodías con las cuales danzarías en mi memoria; y así le podría expresar al mundo la fortuna de tenerte y aprender de ti.
Significarte sería mirar atrás y encontrar imágenes de una jóven de cabello negro y piel canela, linda y esbelta, conquistando los corazones de sus compañeros de clase; desplazándose libre y flexible por el salón de gimnasia, contorsionando su figura y expresando su dulzura. También describiría las fotos de un album empolvado, (con lo cual sería inevitable estornudar), en las que te admiraría por ser la líder de comitivas en el patio de la casa de la abuela, la más nombrada entre la sala de profesores y la más reconocida en el aula de clases.
Hasta aquí, no sería suficiente tratar de plasmarte en palabras... Significarte sería como explicar el océano con una porción de mar. De todos modos, me esforzaré por hacerlo y lograr un boceto de tu ser con pinceladas de párrafos.
Significarte podría ser, contar los recuerdos que tengo durante tantos años que hemos vivido, y descubrir en ellos lecciones de perseverancia y optimismo, cordialidad y respeto, responsabilidad y honestidad. Sería como narrar la historia de una mujer que ha luchado por sus sueños, transmitiendo su energía y tenacidad a los que la rodean; amandose plenamente y lanzandose con valentía en el laberinto de la vida.
Me doy cuenta que significarte sería extrañarte en las noches que, arruyándome, te dormías a mi lado, cansada por la rutina del día y por la herida del corazón. Significarte sería también, afirmar que la mejor cura a esas heridas, es la fé y el amor; medicina que me has enseñado desde la primera vez que nos encontramos.

Significarte sería hablar de la entrega incondicional; describir la infinita presencia de un ser que te acompaña, a pesar de tus errores y de la distancia. Sería hablar del valor por el perdón, de la amistad sincera y el éxito en el trabajo. Con lo anterior, te nombraría como la belleza: siempre está, así no la veamos.
Estoy en la pausa del silencio: aquél momento en que no hay letras, sólo un espacio en blanco, mientras mi buscador atrapa nuevas palabras para significarte. Entonces, bajo hacia mi pecho, me sumerjo en mi intangible, y desde ahí te contemplo: cálida y sonriente, agradecida, soñadora, cariñosa y divertida. Desde esta mirada transparente, significarte sería re-significar tus exigencias como enseñanzas, tu enojo como la motivación para ser mejor y tu ausencia como momentos de reflexión.
¿Qué sería significarte? Sería recopilarte en un conjunto de vivencias y tratar de extraer un pedacito de ellas para sentirte cerca. Sería tratar de representarte y reducirte en unos cuantos pensamientos... Aquí desisto, paro en el intento, concluyo que no me alcanzaría el cielo para ilustrar tu grandeza y así, decido finalmente, inclinar mi cabeza y con las manos en mi pecho enaltecerte y honrarte.
Me doy cuenta que significarte sería extrañarte en las noches que, arruyándome, te dormías a mi lado, cansada por la rutina del día y por la herida del corazón. Significarte sería también, afirmar que la mejor cura a esas heridas, es la fé y el amor; medicina que me has enseñado desde la primera vez que nos encontramos.

Significarte sería hablar de la entrega incondicional; describir la infinita presencia de un ser que te acompaña, a pesar de tus errores y de la distancia. Sería hablar del valor por el perdón, de la amistad sincera y el éxito en el trabajo. Con lo anterior, te nombraría como la belleza: siempre está, así no la veamos.
Estoy en la pausa del silencio: aquél momento en que no hay letras, sólo un espacio en blanco, mientras mi buscador atrapa nuevas palabras para significarte. Entonces, bajo hacia mi pecho, me sumerjo en mi intangible, y desde ahí te contemplo: cálida y sonriente, agradecida, soñadora, cariñosa y divertida. Desde esta mirada transparente, significarte sería re-significar tus exigencias como enseñanzas, tu enojo como la motivación para ser mejor y tu ausencia como momentos de reflexión.
¿Qué sería significarte? Sería recopilarte en un conjunto de vivencias y tratar de extraer un pedacito de ellas para sentirte cerca. Sería tratar de representarte y reducirte en unos cuantos pensamientos... Aquí desisto, paro en el intento, concluyo que no me alcanzaría el cielo para ilustrar tu grandeza y así, decido finalmente, inclinar mi cabeza y con las manos en mi pecho enaltecerte y honrarte.
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